Friday, August 05, 2005

Dominio prepotente.
Es un lado de mí que cási nunca sale a flote, pero el lunes me dí vuelo. Regresé al turno de noche, espero que ahora por un período mucho más breve. Llegue tarde porque olvidé que el tercer turno tiene menos rutas de trasporte. Llegando me reciben con monton de anomalías que tuve que resolver de inmediato porque reinstalaron a mi antiguo relevo y si no lo hacía, se que iría con el chisme a a la primer oportunidad. Por si fiuera poco tengo que “capacitarlo”, en todas las minucias que han aparecido Definitivamente eso me puso de muy malas.
Semidios hablo de lo que odia, y a propósito, algo que me irrita es que no me contesten lo que pregunto. Ahora entiendo por que mi hermano mayor se enojaba cuando respondía “no se” y me decía, no me puedes decir que no sabes. A mi me ha parecido una respuesta valida, siempre y cuando no tengas la obligación de saber, pero en la industria es tomado muy a mal responder así. A mí lo que me molesta es que no contesten lo que estoy preguntando. Y encima me quieran dar una larga justificación que no pedí. Peor si es porque no entienden la sencilla pregunta. Entonces ya se imaginaran a Dominio saliéndole lo Martínez y poniendo en su lugar a cuanto guarro osaba cruzar por su camino.
Para mi siempre resultaron indiferentes las maestros que prohibían mascar chicle en el salón de clases. Igual los mitos como que arruinan la dentadura, de que se te caen los pantalones etc. Pero en el fin de semana estuve expuesto a la consecuencia mas detestable del habito de mascar chicle: los Chicles pegados. haciendo tiempo me puse a acariciar la tabla del respaldo de una banca y me tope con un peculiar abultamiento por el que pase mi dedo sin voltear a verlo y cundo lo hice, desucbrí que dicho abultamiento era nada más y nada menos que un chicle pegado, todavía fresco. Si hubiera podido identificar al culpable mi cólera habría caido sobre él (o ella).
Despues del fin de semana note una mancha verde en uno de mis zapatos cafés. o sorpresa un chicle , extrañamente extendido en el talon de mi zapato, tal vez algún pelangoche que no sabe arrojar su goma de mascar en un bote de basura lo pego en la pata de ula silla que ocupe despues y que en algun momento rocé con mi zapato.

Pero lo que mas me irrita es que en todos los lugares donde me encontre con chicles pegados había cestos de basura a un par de pasos de distancia. Chinches huevones cochinos.