Vísperas de San Valentin (continuación)

Ya puesto estuve con mi beba, me dormi unos 10 min y a arreglar el traje. Oh sorpresa, lo había guardado sin su bolsa y estaba muy empolvado. Lo limpié con un trapo humedo,el saco lo colgué del respaldo de una silla y recordando una chiva "alemana", que plancha a vapor y de paso como que “esteriliza” las prendas, como en tintorería profesional, o al menos así la anunciaban en la tele, le pase rozando la plancha de vapor. Si tu prenda de lana huele a barbacoa cuando la planchas es que ya la quemaste. Afortunadamente eso no pasó. Me puse la camisa azul que me regalaron mis papás en diciembre. De maravilla porque me ajusta muy bien y las mangas asoman por los puños del saco como marcan los canones, me anudé mi corbata favorita y ya estaba listo, o al menos eso creí, porque no había reparado en los zapatos. Una pasada de grasa líquida y como nuevos.

Mi media naranja se puso guapa en tiempo record (en realidad no le cuesta trabajo, pero es muy exigente con su maquillaje)y esperamos el trasporte, cortesía de unos conocidos. El baile estuvo mas o menos, mas menos que mas en realidad, pero ya nos hjacia falta vestirnos de gente decente y bailar, coquetearnos, tijerear, etc. Los conoicidos llevaban un medio de tequila que nos cayó bien, pero el cansancio me cobro la factura. La falyta de costumbre y el refreco de toronja económico hicieron lo propio con mi media naranja, que al dia seguiente durmió una larga sienta por la tarde, mientras yo le hice un poco al amo de casa. Eso de tener que conectar tu manguera a la toma de la entrada, porque el agua no sube al tinaco es una lata. Pero la cocina y el piso de la sala me lo agradecieron. También ella, cuando recupero el sentido.