El sábado pasado nos invitaron a uno de esos extraños rituales llamados "levantadas". Algunas personas acostumbran romper una piñata como evento final, pero a Ximena no le agrada mucho la violencia que se genera.
Así que la llevé a la sala para distraerla y cuando escuche que por fin la rompieron fuí con ella a ver que dulces había ganado su mamá.
Como era de esperarse no quedaba ni un solo dulce en el piso del patio y por casualidad vi algo como una pulpa. Le dije a la niña "mira, un dulce!", para que participara al menos de alguna manera de la emoción, y me agache a recogerlo para ella y cuando puse mi mano sobre él, otra mano extraña la apretó con fuerza (a mi mano, no Ximena). Me enfurecí de inmediato, pero controlándome levante la mirada, porque podía ser un niño. Pero no, estaba igual de enano, pero era un hombre y me sonrió cínica y retadoramente. En serio que si no lo madreé fué no'mas porque mi hija me estaba viendo y porque estaba en casa ajena. Traté de levantar el dulce pero solo lo lancé sin querer sobre el piso y entonces sí, un niño lo recogió.
Que pinchi mentalidad competitiva futbolera lleva a un ser pensante a entablar una disputa por un caramelo, en una fiesta infantil?
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