Un cuento de Princesas y Caballeros

El joven siguio aquel alegre canto hasta encontrarse con la princesa Ana, quien a pesar de que esperaba emcontar a alguien que le ayudaqra a regresar a casa no pudo evitar sentir temor de encontrarse con aquel desconocido, este extranjero de aspecto gentil pero de gesto un tanto sombrio. Habia algo en su mirada profunda que atrajo la aatencion de la princesa, pero en lo unico que realmente podia pensar era en lo rapido que obscurecia.

El joven, aunque sin presentarse a si mismo, la saludo con las cortesias que su rango imponian y fue calmando la turbacion dela princesa con su voz, todavia mas profunda que su Mirada. Le ofrecio mostrarle el camino a su Castillo y los dos emprendieron la marcha.

Llegaron a los limites del Castillo justo despues de que la noche habia caido, en el preciso momento que el capitan de la guardia, el mas valiente entre los leales guerreros del rey salia en compañia de su escudero, en busca de la princesa Ana, pues su tardanza habia preocupado a todos en la corte.

El rey al enterarse del retorno de su amada hija ordeno que condujeran a su presencia a aquel miserioso joven para agradecerle apropiadamente el haber devuelto a la pricesa sana y salva. Cuando entraron al salon del trono la princes se lanzo a abrzarse al cuello de su padre y su madre la lleno de besos. El rey se volvio al joven y su rostro se lleno de sorpresa…