Desde hace tiempo queria tocar el punto de como me ve mi familia.
No la que forme con mi media naranja, sino la que me crio. No ignoro que en algun punto mis padres debieron sentir una gran decepcion, y llegarian a creer que no haria nada de provecho. De mis hermanos, bueno, ellos jams podran verme totalmente como una dulto, porque no existe tal cosa en mi, pero a ellos les pasa porque soy el menor, mucho menor de todos.
Pero es algo extraño descubrir como se sorprenden al verme con mis hijos, no logran entender como ese inmaduro, que jams logra terminar algo, ese desertor de la carrera es capaz de criar hijos tan sanos y educados.
Recordaba con mi media naranja que cuando nacio Ximena y el pediatra nos visito en la habitacion del hospital, le preguntamos si habia nacido perfecta (queriendo decir sin malformaciones o defectos congenitos), el nos respondio que tal cosa no existe, que la niña estaba sana, pero que no podia ser perfecta.
Ser padre ha sido en suma, muchos mas facil de lo que alguna vez hubiera imaginado. Las cosas se suceden de forma fluida y sencilla, damos amor y respeto y eso mismo recibimos. Para los de afuera solo es un milagro que nuestro hijos sean bonitos y bien portados, y no berrinchudos y fastidiosos como creen que deben ser todos los pequeños.
Pero por otro lado yo estraño sentirme integrado con mi familia. Los sabados en casa de mis padres no son tan amorosos como quisiera sentir, pero es que hemos cambiado tanto, que a pesar que estamos mas libres de limitaciones y pareciera no haber resentimientos, hay muchas apariencias guardandose todavia.
Labels: Cronicas de Papá Cuervo, Vida diaria
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