Estoy listo para hablar de eso.
Mi media naranja hizo un comentario (hizo muchos pero por ahora no vienen al caso) en el retiro, cuando uno de los ponentes reflexiono acerca de sus infidelidades. Ella (mi media naranja) en su posición femenina (ista) dijo que el cuate no estaba arrepentido de ellas, por el modo recurrente en que mensionaba el asunto por ponerlo de ejemplo.Yo pienso que se trató de un problema mas bien de improvisación a media ponencia. Yo no dudo que se arrepintiera, yo senti que lo repetia una y otra veaz porque era el hecho que le servía de referencia para desearrollar su idea.
En el caso de muchos hombres, incluyéndome, que hicimos cosas de las que nos arrepentimos o no nos podemos sentir orgullosos de ellas, pero que al mismo tiempo aprendimos algo de nosotros mismos, cuando tratamos de explicarlo y sentimos que estamos perdiendo el hilo, retomamos ese hecho para tratar de no salirnos del tema, sin que esto signifique que estamos presumiendo, como pensó mi media naranja del ponente.

Mi caso.
Tal vez leyeron que tuve una dosis de realidad callejera. Hay veces que ya no distingo la realidad de la ficcion, el ser del deber ser.
Y tuve que mentir para que mi realidad no se viera mas afectada de lo imprescindible con la
realidad de otros entes que para mi es tan ilógica o primitiva que solo puedo creer que es ficticia.

Los antedcedentes.
Hace mucho más de un año el esposo de la vecina de arriba (créanme, es el modo simple de llamarlo) se orinaba en el muro exterior de mi condominio cuando yo regresaba a eso de las 11:00pm del trabajo. Un compañero que vive por el rumbo me invito una cerveza al bajarnos del transporte. Cuando vi la cerdada del tipo, le arroje la lata con todas mis fuerzas y lo heche del lugar, de un modo poco menos rudo cuando vi quien era.Resulta que hace como tres meses los vecinillos de arriba (media docena de escuicles,entre hijos y nietos del tipo, mas o menos simpaticos, pero bastante descarriados) jugaban con botellas y tuvieron el tino de arrojar una desde lo alto cuando yo salia del depto. El proyectil se estrello en el pisoy sus astillas se dispersaron. No faltó quien los delatara y subi a pedirle a la dichosa vecian que los controlara y se hiciera responsable por ellos. No me abrió la puerta. me dio rabia la forma tabn estupida que tienen de manejar sus problemas, evitar a la gente, ignorandola como los niños que cierrabn los ojos para que no los vean. Le grite que abriera, como no lo hizo le dije que si algo le pasaba a mi familia por culpa de sus mocosas yo la meteria a la carcel.

Los hechos.
Un par de semanas después la ruta del trasporte cambio y para llegar a mi parada corte camino por la colonia contigua a mi fraccionamiento y el destino decidio que me topara con el esposo de la vecina. Me dijo que ya se las debía.Hice un debil intento de evitar la confrontación, pero ya era tarde. Recibí dos puñetazos en el rostro sin meter las manos, esperando que todo quedara ahí. Pero siguio un empujon que me derribo, raspandome los codos con el asfalto. No sabía que hacer para dirigir los eventos y minimizar los daños. Vi que los compañeros del tipo no se metían.
El tipo era un cuarenton de unos 90 kg, del tipo proletario, callejero. No me malentiendan, no lo menosprecio, ni me creo superior a él. Uno a uno, sin armas, pensé. Nunca retractarse en el combate me enseñaron.
Lo que me averguenza es que cuando ví que en el modo del tipo de resolver las cosas yo tenía las de ganar, sin pensar mucho en las mujeres que me esperan en mi casa, decidí probar de que estaba hecho en esos terrenos y ver si en sus términos podía demostrarle que no se podia meter conmigo. Encontré una forma de desahogar mi ira, una excusa para dejar de ser civilizado. Me levante y me lié a golpes con él en plena calle, cuidando de no sobrepasarme y sin saber hasta donde llegarían las cosas. Me limité a contenerlo hasta que cansado y un tanto fustrado, tal vez por no haber podido apalearme como esperaba, dio por terminado el asunto. Tal vez se conformo porque no habia hecho el ridículo del todo frente a sus comp'as.
Tuve que regresar acambiarme la camisa a la casa y a mi media naranja le dije que un tipo trato de asaltarme. me lo creyó a medias. En el trabajo dije que me caí. La nariz me molesto un par de semanas, igual que la quijada, pero no tuve moretones en la cara y la muñeca derecha (tal vez de un golpe mal conectado) ya no me molesta.
La reflexión.Ya he hablado de lo difícil que puede ser convivir con seres infrahumanos como mis vecinos. A veces estoy harto de ellos. Quisiera que les quede claro que no importa que clase de comunidad forman, yo quiero vivir en paz y disfutar de lo mío sin que otros lo destrutan porque esta en su campo visual. ¿Es mi derecho no?
Pero podia haberlo dominado. Me enseñaron a inmovilizar en defensa personal. Pude encontrar formas no violentas de solucionar el problema sin que me creyera cobarde o pensara en seguir molestando.
Pero no lo hice.
Cuando al Principal se le lanzó una operaria (recuerden que ya no se les dice obreros) me dijo que si uno es un ser pensante porque te vas a dejar llevar por tus pasiones. Ya le había contado esto a él. Y le dije que eso es precisamente lo que me dolía más. Que me ganó la tentación de probar un pleito real en lugar de pensar que mi mujer y mi hija no merecen que me exponga.
No importa que tan justificado pudiera estar o cuan benéfico haya resultado (los escuicles y el tipo dificilmente asoman la nariz frente a nuestro depto), no puedo dejar de poner mis adoradas responsabilidades en primer lugar. Espero que ellas me lo hayan perdonado.