Tuesday, November 22, 2011


El habitante.
Cuento por encargo de Ximena del Carmen Martinez Rodriguez, 7 años.

Laurena, su papá y su hermano se mudaron a una nueva casa. Laurena tenía entonces seis años. Tenía el cabello rubio y unos hermosos ojos redondos. Laurena ayudo a bajar del auto las cajas de la mudanza y llevo unas al que seria su nuevo cuarto. Empezó a poner sus juguetes en un pequeño armario que había en el. Dejo unas cajas en el suelo y otras en la cama. A Laurena le empezaba a gustar su nueva casa, aunque todavía no funcionaba la electricidad. Cuando ya era de noche tendió su cama, les dio las buenas noches y un beso a su papá y su hermano, y se fue a dormir.
Al día siguiente ya tenía casi todo su cuarto arreglado, pero las cajas de madera seguían apiladas junto a su cama. Como era muy responsable, su papa, mientas traían lo ultimo de la mudanza, decidió que podía quedarse a cargo.
Empezaba a obscurecer y le dieron ganas de jugar. Fue a sacar un juguete del armario que estaba muy obscuro. Pensó que seria divertido tratar de reconocerlo usando nada más el sentido del tacto. De pronto sintió unas ligeras cosquillas en el dorso de la mano, un poco desagradables. Saco la mano y vio que se le subía una cucaracha, Laurena brincó y gritó tan asustada que se cayo de espaldas. La cucaracha también cae y huye abajo de la cama. Laurena aterrada persigue a la cucaracha con un zapato en la mano, arrastrándose bajo la cama. Cuando entro empujándose con los pies, pateo las cajas que estaban junto a su cama. Las cajas cayeron ruidosamente dejando sin salida a Laurena. Abajo de la cama había mucho polvo, pelusas y telarañas. Pequeñas sombras se arrastraban por el suelo, y a la Laurena le parecía poder distinguir muchas pequeñas patitas que se perdían en la obscuridad y también alcanzaba a ver algunas migajas regadas. Laurena solo escuchaba su propia respiración, estaba muy asustada. Veía como la cucaracha comía las migajas son dejar de verla, y como crecía con cada migaja que comía.
Laurena gritaba con todas sus fuerzas pero solo aquel monstruo podía escucharla: todos sus vecinos estaban todavía de vacaciones. La enorme cucaracha había crecido tanto que levanto con su espalda la cama y Laurena pudo escapar. La cucaracha devora todo lo que se encuentra en su camino. La niña corre a la cocina y solo se le ocurre lanzarle el primer cuchillo que encuentra. El cuchillo rebota sin causarle daño y la cucaracha come los restos de mermelada en él. Creció todavía más y más rápido. Era realmente un gigantesco monstruo que rompió el techo de la cocina mientras seguía creciendo. La niña corrió a la calle y en ese momento llegaron su papá y su hermano en el automóvil. Los faros del auto iluminaron aquel monstruoso ser que al sentir la luz hizo un horrible sonido agudo como un grito, se dejo caer para romper el piso y escapar por los drenajes. Laurena abrazo a su familia y juntos decidieron que era mejor buscar una nueva casa.


Las frases en letra itálica fueron aportaciones mías (con autorización de la autora), para ayudarle a redondear su idea.

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